ante cualquier catirito de centro comercial
Tener que rezar cada domingo
en el templo de las bigmacs
Asentir en silencio
cada vez que un energúmeno
con reloj de oro
hace gárgaras con la verdad
de la que se creen dueños
por siempre
por decisión divina
en ancestral posesión
Suplicio infame
de que la estupidez
es la razón
Y la ropa impecable
es el ser
Y las etiquetas famosas
son letra de ley
Suplicio de vivir
en un sótano sin salida
escondiéndome de la violencia insaciable
y el frenesí humillante
de los rubios asesinos
Tuvimos un recreo de justicia
Un intermedio de ensueño
para despertar de cachetada
en la celda
Qué la vida no es
Qué yo no soy
Perdónenme, ya me voy
Sé que no tengo derecho
a pensar
Que debo convertirme
en robot
o morir
(En El Consejo, el aciago día del 11 de abril de 2002)
No hay comentarios:
Publicar un comentario